jueves, 9 de octubre de 2014

El diablo ronda.

Cuando la tristeza invade.
Cuando las respuestas aturden, dan vergüenza.
Cuando descubro mi propia misera, mi ego herido, mi envidia enfurecida.
Cuando me zambullo en las profundidades de mis propias contradicciones. Cuando descubro que no soy quien creo ser. Que soy cruel, vil, egoísta y maliciosa.
El diablo ronda.

Cuando mi mirada se nubla con un velo de desconfianza.
Cuando todo y nada pasa, y los nervios crispan mis arterias.
Cuando encuentro mi presencia lamentable, mirando desde la esquina más  oscura de este cuarto.
Cuando me agazapo para dar el golpe.
El diablo ronda.

Cuando espero convencida de una salvación externa.
Cuando, decepcionada, a cada instante descubro la ilusión de mi pensamiento.
Cuando no me quiero, cuando me detesto.
Cuando lloro mordiendo la rabia, y siento un gusto amargo en toda mi boca.
El diablo ronda.

Cuando ya no puedo, cuando me duele el alma, negra de vergüenza.
Cuando me rindo, caigo al piso y suplico por clemencia.
Cuando quisiera irme de mi misma, abandonarme en mi existencia.
Cuando ya no veo, ni siento, ni puedo.
El diablo ronda.

Y qué esperar si no con ansias la salida de un nuevo sol.
Que la tormenta pase, y las aguas calmen su bravura.

No está tan mal. El diablo asusta. No está tan mal.


El punto.

Presión, prisión, atasco, dolor.
Un pozo enorme, hondo y silencioso se ha posado en mi pecho.
Me ha quitado espacio. Y ya casi no entro en mi.
Las horas corren hacia algún lado
Y el aire es tan espeso
Que ya no las siento.

De repente, escucho una voz (viene de dentro o viene de fuera?)
Quietud. Precaución.
Tanteo el espacio negro y para mi sorpresa me descubro.
Arrolladita en un rincón, en un olvido descuidado.
El pozo se queja emitiendo un sonido extraño.
Quiere mis ojos, mi atención, mi vida toda.
Pero no puedo dejar de mirarme.
Una mezcla de alegría, tristeza y temor invade mis venas.

Frágil, lastimada y con el corazón flaco, mis ojos me observan.
Me hablan con luces, con destellos de brillos opacos, cansados.
He estado luchando durante mucho tiempo,
Conmigo y hacia dentro mío.
El mundo de repente cabe dentro de una idea.
Todo lo que ha sido, lo que es y lo que será.

El pozo negro se queja más fuerte. Agita sus bordes
Perdidos en los abismos de todos mis horizontes.
Empieza a dolerme. Me miro. A mi también me duele.
Y del dolor punzante y sinsentido, nace un punto.
Pequeño, diminuto, casi tímido y algo lejano.
Solitario, callado, presente.
Un punto simple, redondito, y plantado.
Uno de esos que con orgullo anuncian los finales.
Y los principios.

En este no lugar dentro de este no momento,
La presencia de ese punto nos alivia.
Poco a poco ya no me siento desplazada por el pozo negro.
Me he transformado en él y el se ha transformado en mi.
Y el rincón que antes me oficiaba de guarida
Se va transformando en campo verde,
Tierra fértil deseosa de vida.

                                                                               AnadelCielo. 

                                                                               09/10/2014
"Ten paciencia con todo lo que no está resuelto dentro
de tu corazón y trata de amar a las preguntas mismas."
Rainer Maria Rilke